Juventud para Cristo es una organización internacional e interdenominacional que se encuentra en más de 110 países alrededor del mundo, especializada en el evangelismo y discipulado de la juventud. Somos una organización cristiana, sin fines de lucro, de carácter autónomo.

Nos consideramos un movimiento misionero portador de una visión global y comprometidos con la misión del evangelismo juvenil, el discipulado, la participación social y el desarrollo del liderazgo.

JPC, a nivel internacional, moviliza actualmente más de 46.000 empleados y voluntarios y más de 100.000 líderes juveniles en todo el mundo.

NUESTRA MISIÓN

Dar a cada joven la oportunidad de conocer a Dios a través de Jesucristo.

NUESTRA ESTRATEGIA

Apoyar y movilizar a la iglesia local para el ministerio juvenil.

NUESTROS MÉTODOS

Formación de líderes
Publicación de materiales
Ministerio directo con jóvenes
Obra misionera

JPC busca alcanzar a los jóvenes en todas partes, trabajando con la iglesia local y otras organizaciones afines para formar seguidores de Jesús que lideren con vidas santas, devoción a la oración, pasión por compartir el amor de Cristo y que estén comprometidos con la participación social.

Todo movimiento necesita ciertas declaraciones posicionales que indiquen claramente hacia dónde se dirige:

Se denomina “enfoque estratégico” la táctica empleada por una organización para mantenerse fiel a su misión y visión. En JPCI sabemos que solos no podemos llegar a “los jóvenes en todas partes”, y que necesitamos trabajar “con la iglesia local y otras organizaciones afines”. Para ser francos, sería arrogante e ignorante de nuestra parte pensar que podemos solos con esta tarea astronómica. Esta tarea es “del tamaño de Dios” y requiere de la participación de un gran número de sus hijos.

]Notarás que nuestro enfoque estratégico no se concentra en las experiencias de conversión, sino en “los seguidores de Jesús”. Jesús les dijo a sus primeros seguidores “vayan y hagan discípulos”. No dijo “vayan y hagan conversos”. Esto es porque, cuando una persona es seguidora, siente la necesidad de compartir a Jesús con otros. Se apasiona por el amor de Cristo.

Cuando vemos el mundo que nos rodea a través del amor de Cristo, se nos hace imposible quedarnos de brazos cruzados sabiendo que hay tantas personas oprimidas. Este amor nos impulsa a participar en la sociedad. Jesús participaba en el mundo que le rodeaba y no espera menos de nosotros. Después de todo, somos la extensión de sus brazos. Nuestro trabajo es descubrir constantemente dónde y cómo desea Jesús que actuemos.

En lo que se refiere al estilo de vida, el mundo tiene muchos patrones. Deseamos ayudar a la juventud a entender la importancia de vivir una “vida santa”. Como cristianos, todo el mundo nos observa. A los jóvenes les interesa ver cómo respondemos frente a las situaciones de la vida cotidiana. San Francisco de Asís dijo: “Vayan y prediquen el Evangelio a todas las naciones y, si lo necesitan, usen palabras”. Esta declaración nos debería ayudar a comprender la importancia de vivir una “vida santa”.

Es natural sentirse algo abrumado después de haber leído las afirmaciones anteriores. Es imposible ser fiel a estos principios a menos que exista una vida de oración. Debemos dedicarnos a orar. Es así como nos comunicamos con nuestro amoroso Padre celestial. Por otra parte, él se comunica con nosotros a través de diversas formas: la Biblia, su Palabra; las conversaciones con otros creyentes, e incluso, no creyentes; la naturaleza y los mensajes de sus ministros. Cuanto más tiempo pasemos con nuestro Padre en oración, mejor podremos distinguir su voz. Es así como nos volvemos más como él es.